Se trata de Beatriz Mansilla, quien tenía 80 años, la asesinaron el martes en su casa, en Carapachay. Ezequiel Alejo Varela Pascuali, el atacante, tenía 24 años y se mató de un tiro en la cabeza en un departamento donde se escondía en el barrio San Andrés, del partido de San Martín.
Los investigadores comenzaron a atar cabos a partir de las caramas de seguridad y los testimonios de vecinos. Las pruebas contra el asesino son contundentes, quien además confesó el homicidio vía WhatsApp a un amigo. Él fue quien guio a los investigadores hasta el escondite del sospechoso.
El ingreso a la vivienda no fue forzoso, el delincuente conocía a Beatriz ya que había vivido frente a su casa durante cuatro años, lugar en el que actualmente vive una tía abuela.
Varela apareció días antes del crimen en un Toyota Corolla. Uno de los vecinos expresó que “le llamó la atención el auto, que hacía con movimientos extraños, y el coche era identificable porque estaba tuneado. Eso pasó días atrás, así que se supone que hizo inteligencia antes de actuar”.
S novia mintió en su declaración, por lo que Alejandro Musso, el fiscal a cargo de la causa y de la UFI de Vicente López, la imputó por encubrimiento agravado y allanó su casa. Allí se encontraba el vehículo, a su vez, la familia de la víctima identificaron las joyas.
El miércoles, al verse rodeado por la policía, el delincuente se pegó un tiro en la sien. Razón por la cual, las pericias las hace la Gendarmería. Los análisis forenses preliminares indicaron que la víctima fue estrangulada con un cinturón de cuero negro que tenía alrededor del cuello.
