En el balneario municipal de Piedras Blancas (Entre Ríos), un guardavidas descubrió una anaconda amarilla (boa Curiyú) en la playa, a orillas de la Laguna Setúbal, en un momento en el que había varios bañistas presentes. La serpiente, de aproximadamente 3 metros de largo y con un color negro oscuro predominante, suele ser mansa, aunque puede morder si se siente amenazada.
Los bañistas entraron en pánico al ver la anaconda amarilla nadando hacia la playa. Rápidamente, el guardavidas retiró la serpiente sin dañarla y la devolvió a su hábitat natural. Según el biólogo Alfredo Berduc, esta especie, aunque inofensiva y sin veneno, está en peligro de extinción y es rara en la región.
La boa Curiyú o anaconda amarilla (eunectes notaeus) es el más grande de los boídeos argentinos. Llega a medir hasta 4 metros y su peso alcanza los 30 kilos.