Hace exactamente 11 años, Jorge Mario Bergoglio, el arzobispo de Buenos Aires, ascendió a una posición que cambiaría la historia: se convertía en el Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, el primer papa argentino y el primer papa jesuita.
El 13 de marzo de 2013, a la edad de 76 años, Jorge Mario Bergoglio fue elegido como el 266º Papa de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, una figura venerada por su compromiso con la humildad, la paz y la justicia.
Desde entonces, el Sumo Pontífice ha dejado una profunda impresión tanto en la Iglesia Católica como en el mundo en general. Su papado se ha caracterizado por un enfoque comprometido con la humildad, su devoción a la opción preferencial por los pobres y su incansable búsqueda de diálogo con personas de diferentes orígenes y creencias.
Bajo el liderazgo del Papa Francisco, la Iglesia Católica ha abordado temas cruciales como la desigualdad económica, la crisis ambiental y la migración, instando a una mayor compasión y solidaridad entre las naciones y comunidades.
En un mundo marcado por divisiones y conflictos, el Papa Francisco ha sido una voz de unidad y compasión, inspirando a millones con su mensaje de amor, misericordia y esperanza. Su legado perdurará mucho más allá de su papado, dejando una marca indeleble en la historia de la humanidad.
