Nazareno Maciel tiene siete años, es oriundo de La Plata y padece del Síndrome de West y epilepsia no evolutiva desde hace cuatro años, la misma cantidad de tiempo que permanece internado en el Hospital de Niños de la capital bonaerense, mientras su madre lucha para que IOMA autorice la derivación del tratamiento en su hogar.
“Pedí las planillas de internación domiciliaria, las llene, me dieron un listado de empresas de IOMA y ninguna me quiere tomar porque ponen como argumento la pandemia de coronavirus (COVID-19), todos los que me atendieron pusieron esa excusa, porque no es más que eso”, relató Cinthia, mamá de Nazareno.
Paralelamente, la mujer agregó que realizó todos los trámites correspondientes para que la obra social de la provincia de Buenos Aires le otorgue el equipamiento necesario para poder continuar con el tratamiento en su casa, pero las empresas prestadoras de servicio contratadas por la mutual bonaerense se lo niegan.
“Hice todos los trámites como IOMA me dijo pero cuatro empresas tardaron más de dos semanas en responder, las otras no me contestaban y hoy no tengo los medios para que mi hijo vuelva a casa. Se tienen que hacer cargo de la internación como corresponde porque si le sacan un porcentaje mes a mes, cómo no van a poder cumplir con una simple internación”, explicó Cinthia.
En rigor, Nazareno permanece internado en el centro de salud de la capital bonaerense desde que tiene tres años, es decir, más de la mitad de su corta edad la pasó postrado en esa cama y, a pesar de que desde el nosocomio le dieron el alta para trasladarlo junto a su familia, la obra social no le brinda el respirador y los elementos para seguir en tratamiento.
De hecho, más allá de la crisis sanitaria que atraviesa el país a partir de la llegada del nuevo virus, la mutual fundamenta la decisión en que la casa del chico no es apta para trasladarlo. “Vivimos en una casa humilde y no teníamos los medios para terminarle la pieza”, indicó la madre.
“Por él me pagan una pensión y nada más, mi marido vive de changas y yo cuido a mi hijo pero con la ayuda de la gente pudimos finalizar la pieza porque me compraron los materiales, también me están por conseguir el aire que le hace falta y la heladera”, detalló la mamá de Nazareno.
Bajo este contexto, lo que el chico de siete años necesita que la obra social apruebe para poder internarse en su casa y volver a estar al lado de su familia después de 4 años y 6 meses es un respirador, un equipo médico, dos kinesiólogos, dos pediatras y enfermeros que lo controlen durante las 24 horas del día.
“Quiero que me den la internación por las buenas porque si no, consigo un canal de tv y me le voy al humo a IOMA porque es la única de que ellos den brazo a torcer y me den lo que les estoy pidiendo”, cuestionó Cinthia.
Por último, la mujer entiende que esto no es algo que no puedan otorgar las autoridades de la mutual, que está pagando una cama de terapia intensiva que cuesta $70.000 por día, “habiendo chicos que necesitan una y no pueden ocuparla”, en medio de la pandemia.