Una palabra que no paró de circular en todos los sitios a raíz del atentado que sufrió la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner al llegar a su departamento en la zona de Recoleta, en Capital Federal.
Según la Real Academia Española la palabra magnicidio significa: “Muerte violenta dada a persona muy importante por su cargo o poder”. También se entiende a la palabra por el asesinato a una persona importante como una figura religiosa o política.
La motivación del magnicidio es ideológica o política de provocar una crisis o eliminar a un adversario que se considera un obstáculo. A su vez, existen diferentes tipos: planeados, fallidos y lo que se concretas, vulgarmente llamados “exitosos”.
No es la primera vez que ocurre algo así en la historia de nuestro país. El 23 de febrero de 1991 el ex presidente Raúl Alfonsín salvó su vida milagrosamente cuando se produjo un fallo en el tambor del revólver calibre 32 largo con el que Ismael Abdala, de 29 años, intento matarlo.
Anteriormente, el 29 de mayo de 1970 fue Pedro Eugenio Aramburu quien, producto de una osada operación, fue secuestrado por Montoneros. El 1 de junio informaron en un comunicado que había pasado por las armas al militar y ex presidente de facto.
