Un perro discapacitado llamado Ping Pong se volvió un verdadero héroe en Tailandia, después de que su olfato y su instinto salvasen la vida de un bebé que había sido enterrado vivo por su madre, de 15 años, que poco después confesó haberlo sepultado bajo tierra.
Fueron los agricultores lo que se dieron cuenta que Ping Pong estaba oliendo y haciendo un agujero en un terreno cerca de donde se encontraban. Lo siguiente que vieron fue las extremidades de un bebé, según asegura el dueño del perro a The Guardian.
Luego, los trabajadores y el dueño lo rescataron y lo trasladaron a un lugar seguro. “Escuché a un perro ladrar y a un bebé llorar en una plantación de yuca, así que fui a ver cómo estaba. Cuando llegué el perro estaba cavando un agujero en la tierra y las piernas del bebé emergieron”, contó el propietario del can.
Ping Pong, tiene seis años de edad y solo usa tres de sus piernas, luego de haber sido atropellado hace unos años. Su dueño dijo que era una mascota obediente y muy buena. Además, mencionó que es “un perro muy leal”, que siempre ayuda cuando trabaja con su ganado. “Lo quiere todo el pueblo, es increíble que haya encontrado al bebé”, agregó.
La mamá del bebé, una adolescente de 15 años, cuya identidad no se reveló, admitió haber enterrado al bebé. Fue acusada de un delito por intento de homicidio. La menor justificó su decisión diciendo que tenía miedo de las represalias de su padre si se enteraba de su embarazo.