Sara Vallejo tiene 80 años, una casa rodante, el espíritu libre y casi tantos amigos como el cantante Roberto Carlos.
La viajera tucumana se hizo famosa porque dejó todo para recorrer más de 40.000 kilómetros de rutas en todo el continente. Hace 3 años que su motorhome y la ruta son su nuevo hogar.
“Yo manejaba un corsa, un auto chiquito”, dice Sara. La decisión la tomó luego de una charla con un amigo, quien le dijo que lo único que le faltaba es salir a conocer el mundo en motorhome, la frase le quedó en su mente y pudo cumplirlo. Vendió su casa, se despojó de todo lo que tenía y se lanzó a viajar.
Estuvo viajando tres años sin parar en su nueva casa motorizada, recorrió la Amazonia, Brasil, Perú, Chile, Uruguay y la mayor parte de Argentina.
Además, soluciona sus propios problemas mecánicos, ya que, cuando era una niña su padre le enseño a manejar y a entender lo que pasa dentro del auto. Eso le sirvió para solucionar los inconvenientes normales de un viaje tan largo, y también, gracias a mecánicos amigos a los que les consulta por teléfono.
Claro que, no le faltan visitas, es un vehículo para cuatro personas, pero con el tiempo “me dí cuenta de que la convivencia 24 horas, de tantas personas, en un espacio chico es complicada”, se ríe. “Uno es poco, dos está bien, tres puede ser, cuatro es una multitud”.
En su último viaje, Sara hizo una especie de casting para seleccionar a quienes serán sus compañeros de ruta. Lanzó la invitación a través de su fanpage en Facebook y en poco tiempo, recibió más de 130 postulaciones.
“Me han contestado de todas partes, hay gente de Estados Unidos, Europa, Brasil y como veinte tucumanos”. Los interesados debían completar una encuesta on line con 14 ítems para que ella conozca al futuro acompañante. Entre las preguntas a responder estaban: creencias, pensamiento en cuestiones políticas y qué haría cuando surge una discusión sobre religión, entre otras.
Ahora, en tiempos de cuarentena ya está pensando dónde ir próximamente, cuando se pueda viajar. Además está editando un libro con sus historias de ruta al que titula “Ochenta años no son nada”. Lo importante, dice, es siempre tener proyectos, “yo siempre estoy con varios”.