En varios comercios de la zona se ha observado desde hace varios días la presencia de productos lácteos marca “Gándara”, lo cuál abrigó la esperanza de una eventual reactivación de la usina láctea que se halla ubicada en la localidad homónima del partido de Chascomús.
Pero lamentablemente no es así.
Los productos que se comercializan con la marca Gándara son elaborados en el parque industrial de Pilar donde, según explicó el Secretario General de ATILRA, Ricardo Pecotche en FM Por Siempre, los trabajadores son contratados “en negro”.
INFOZONA pudo saber que la citada marca al igual que la planta industrial de la ex Lactona ubicada en Lezama fue adquirida en subasta judicial concretada en el año 2009 y ordenada por el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial Nro. 25, secretaría Nº 50 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se dispuso la venta del inmueble ubicado en Lezama y la marca “ Gándara” en todos sus productos.
En ese año (2009) la base para la enajenación fue de $ 3.700.000 para los bienes de la planta industrial incluyendo la marca comercial citada “en todas las clases en que se encuentra registrada”. (Gándara)
Gran expectativa había originado tal proceso por cuanto un empresario de la ciudad bonaerense de Magdalena había demostrado interés en su adquisición y puesta en marcha inmediatamente.
Una de las condiciones dispuestas por el Juzgado interviniente era la obligación de quien resultare comprador incorporar, en el término de sesenta días después de la toma de posesión un mínimo de cincuenta trabajadores a efectos de re-activarla.
Llegado el día del “mejoramiento de ofertas” se hizo presente en la sede del Juzgado un representante de la Cámara de Supermercadistas Chinos, quien sin haber visitado anticipadamente el inmueble, ofrece un importe muy superior al del empresario lácteo magdalenense y logra adquirir la planta industrial y la mentada marca “Gándara” en la suma de $ 7.040.000, es decir casi el doble de la base fijada.
En representación de la Cámara de Supermercados Chinos actuó el abogado Di Iorioi, quien abonó el importe de la transacción y tomó posesión del inmueble, asumiendo su representada la obligación de poner en funcionamiento en un plazo de 60 días la referida empresa, absorbiendo a 50 trabajadores de la fallida.
Pero el tiempo fue transcurriendo y nada de eso se cumplió.
El Secretario General de ATILRA, Seccional Chascomús efectuó en su oportunidad varias presentaciones ante las autoridades judiciales intervinientes a efectos que se intimara al Comprador a cumplir con la obligación asumida en el acto de compra.
Todo ha sido en vano y aún en la actualidad, tanto la usina láctea sita en Gándara como la de Lezama se hallan en ruinas y lejos de una eventual reactivación por cuanto ambas han sido desmanteladas por completo.
Por tal motivo desde el gremio se presentarán ante la Justicia a los efectos de tomar conocimiento si existe una autorización para la elaboración de los productos lácteos y en tal caso las condiciones establecidas para ello.
Un ex trabajador nos comentó, parafraseando una de sus clásicas publicidades “Gándara no es Gándara” y nos señaló que observando detenidamente el envase de los productos actuales que se comercializan, el logo no es el mismo que se utilizaba antes de la desaparición de la empresa.
edidos de la antigua fabrica era entrevistado por el móvil de FM por siempre 97.3 la radio mas escuchada de Chascomus donde argumentaba que existe un acuerdo donde para seguir utilizando la marca Gándara, es necesario cumplir con las condiciones impuestas, pero a pesar de ellos los dueños de las entidades hicieron caso omiso al respecto y por ello se tomara normas legales por parte de ATILRA a fin de conocer las normas que por la cual se conducen los dueños de la empresa para utilizar anteriormente dicha marca mencionada. Aunque según trasmitía Pecoche quienes actualmente trabajan en la planta ubicada en la localidad de Pilar son trabajadores “En negro” personas que no perciben ningún tipo de salario reconocido y que hasta estarían recibiendo dinero en efectivo sin los correspondientes descuentos como aportes jubilatorios y el reconocimiento legal de empleo.