Los vecinos de la ciudad de Rauch se sorprendieron con la “invasión de babas del diablo” indicó el portal ABC.
Esos filamentos blanquecinos que se trasladan impulsados por el viento es la acumulación de cantidad de hilos de telas de arañitas pequeñas de alguno géneros (Lycosa, Polybetes, etc.) que éstas usan para viajar llevadas por el viento.
Muchas especies de araña utilizan una técnica curiosa para desplazarse de forma rápida y sin coste de energía. Lo hacen las pequeñas crías recién eclosionadas y también los adultos de algunas especies de arácnidos. Para ello lanzan un chorro de seda para ser arrastrados por el viento o por las corrientes térmicas que genera el calentamiento del sol en el suelo. En uno de los extremos de ese hilo de seda va transportada la pequeña araña, que consigue así desplazarse por el aire hasta distancias considerables. De este modo se dispersan las diminutas crías y los adultos que buscan nuevos lugares donde establecerse.
Es muy común a principios de otoño o primavera que sean vistas éstas formaciones, que algunos también denominan “Hilos de virgen”.
Sin embargo, el sábado 22 de junio -sí, un día después de comenzado el invierno- la ciudad de Rauch se vio cubierta por millones de “babas del diablo” al punto de darle una fisonomía diferente a la naturaleza como lo muestra la fotografía que ilustra esta nota, capturada por María Agustina De Castro en el camino a Udaquiola en horas de la tarde.
“Nevaron telarañas” se sorprendía Bautista Palazzo ayer cuando viajaba por el camino a Cacharí.
La “invasión” fue tema de conversación obligada, ya que se metía sin autorización en cualquier encuentro entre personas en la ciudad y el campo, pero también se convierte en pregunta: ¿Es una señal más del cambio climático?