Al parecer las autoridades policiales de Tangerang quisieron dar buena cuenta de la descomunal cantidad de droga que habían incautado a los narcotraficantes. Para ello montaron una enorme fogata en medio de la comunidad y quemaron en ella las 3.300 kilos de marihuana y otras sustancias confiscadas.
La policía también destruyó 1.8 kilos de metanfetamina cristalina, 2.538 pastillas de éxtasis y heroína.
Para quemar la carga, que tenía un precio estimado de casi 1 millón de dólares, los policías usaron máscaras, pero los civiles se quedaron sin protección.
“Me sentía un poco mareado y me reía de nada”, contó uno de los residentes del lugar a un medio local.
Ignacio Hernández