Yanina Marchesani es una enfermera oriunda de San Clemente que vive en La Plata, donde hace base para trasladarse hacía la Clínica Ribera en Ensenada y al Sanatorio Dr. Julio Méndez de la Capital Federal, en medio de esta lucha constante que mantiene el personal de la salud contra el coronvirus.
Al mismo tiempo, tiene dos hijos, de 21 y 11 años, por lo que divide su tiempo y esfuerzo entre las tres ciudades. Pero días atrás, tuvo que enfrentarse a una verdadera odisea cuando decidió regresar a San Clemente para visitar a sus hijos, a los que no veía desde hace semanas a causa del aislamiento social, preventivo y obligatorio que rige en el país desde el 20 de marzo por un decreto del gobierno Nacional.
Según contó la enfermera, fue retenida por los agentes de un retén ubicado en General Lavalle.
“Estaba volviendo de Capital, llegué a las 5 de la tarde ahí y estuve retenida hasta las 9 de la noche. Presenté los papeles en la entrada y, sin excusa, me detuvieron cerca de cuatro horas”, contó Marchesani.
En ese sentido, remarcó que hubo impericias por parte de los agentes que la demoraron y buscaron trasladarla a un hotel para que pasara las próximas dos semanas en aislamiento por haber “roto” la cuarentena.
Tras ser demorada, presentó toda su documentación: la aplicación Cuidar, acreditación de personal esencial, DNI con domicilio en La Costa, Matrícula Nacional de Enfermería y testeo de PCR para COVID-19 (-) a dos días anteriores.
En ese sentido, explicó que se “amparó” en el artículo 1 del decreto 345, que establece que el personal de salud puede ingresar a la Costa sin guardar aislamiento, para afirmar que los agentes estaban “en falta”.
“Me querían llevar a un hotel, a lo que me negué. Y me fui caminando a casa”, contó y detalló que aproximadamente caminó bajo la lluvia y el fuerte frío durante al menos 16 kilómetros.
Y es que a pesar de ser considerada una trabajadora esencial en este contexto de coronavirus, los conductores de los remises o taxis tienen directivas de no trasladar a personas en trayectos interjurisdiccionales. En medio de este panorama, y a los 10 kilómetros de caminata, Marchesani notó que era perseguida de cerca por una camioneta municipal. “En el km 296 (a 9 Km de su hogar) se ofrecieron a traer mis bolsos”, remarcó.
En esa línea, explicó que los agentes intentaron persuadirla para que regresara al retén y que luego, al verla realmente agotada, se ofrecieron a trasladar las valijas en la parte trasera del vehículo aclarándole que no podían llevarla hasta San Clemente
“Pero un poco más adelante me ofrecieron traerme en la caja de la camioneta”, explicó, remarcando que los agente se habían cansado de verla caminar.
Y agrego: “Me alcanzaron, intentaron persuadirme de volver al retén y me negué. Y después de esperar media hora un permiso para llevarlo a San Clemente, me fui de nuevo. Ellos me acompañaban a paso de hombre y me iluminaban. Pensaba que era solo eso, para ayudarme, pero me filmaron y vendieron el video”.
Según detalló, el material fue difundido por un periodista que la acusó, falsamente, de haberse escapado de un centro de aislamiento, lo que provocó que recibiera decenas de mensajes hostiles de parte de los vecinos de San Clemente que creyeron en la historia que fabricó el periodista a base de un breve video. “Hay de todo. La gente que vio el vídeo oficial primero me agrede y después al ver mi explicación, me defiende”, relató.
La enfermera explicó que era la segunda vez que intentaba regresar a su hogar para visitar a sus hijos. “La primera entré sin problemas”, recordó y sostuvo que hubo “mala intención” de parte de los agentes municipales.
“Me usaron de chivo expiatorio. El periodista me negó la posibilidad de manifestarme. Yo tenía derecho a entrar a mi casa. Los invité a retractarse o darme el derecho a réplica y se negaron”, remarcó.
Es por esta razón que Marchesani acudirá a la justicia debido a que el video que se difundió en los medios locales y en las redes sociales le trajo muchos problemas, como mensajes intimidatorios o agresivos en su contra. En ese sentido, explicó que ella trabaja en Ensenada y Capital por necesidad, ya que estuvo mucho tiempo buscando trabajo en el hospital de San Clemente, lugar del que nunca recibió un llamado.