En el año 2004, la historia de Abril recorrió el país. Por largas horas, los noticieros describían la desesperación de Carolina y Sergio Dispenza, sus padres, quienes iniciaron una campaña de concientización sobre la donación de órganos.
En su paso por Santiago del Estero, la tragedia golpeaba a una familia de La Matanza. Un accidente de tránsito provocó la muerte de una mujer y de su hija de 11 años, y dejó en grave estado a la más pequeña, Ayelén, de sólo 17 meses. Enrique Pereyra, único sobreviviente del siniestro, aguardó con esperanzas la recuperación de la bebé, sin embargo, nada se pudo hacer.
Aún destrozado, Pereyra se conmovió con la historia de Abril y convirtió a Ayelén en una pequeña heroína. La ablación se realizó en Santiago del Estero, con un equipo del hospital Garrahan y médicos santiagueños.
Hoy, Abril cumplirá sus 15 años y su historia de vida emociona hasta las lágrimas. El milagro, luego del inmenso dolor, se hizo posible gracias al altruismo de un padre que decidió “dar vida”, más allá de la muerte.
Los Dispenza organizaron una celebración y para que la fiesta sea completa, decidieron invitar al padre de la donante, Enrique Pereyra, y también al equipo médico que hizo posible el trasplante.
El caso de Abril posibilitó que se sancione la Ley del Donante Presunto, por medio de la cual cada argentino puede decidir sobre el destino de sus órganos y tejidos después de morir.
Además, tomó trascendencia porque fue el primer trasplante en el país con un órgano no compatible. Un equipo del hospital Garrahan fue el que llevó adelante la exitosa operación.