Cada 7 de junio, los fieles católicos de todo el mundo celebran el Día del Sagrado Corazón de Jesús, una festividad dedicada a honrar el amor y la misericordia de Cristo. Esta devoción es una de las más importantes y extendidas en la Iglesia Católica, con profundas raíces históricas y espirituales.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús tiene sus orígenes en las revelaciones privadas de Jesucristo a Santa Margarita María Alacoque en el siglo XVII, en Paray-le-Monial, Francia. Durante estas apariciones, Jesús le mostró su corazón ardiente de amor por la humanidad y le pidió que promoviera esta devoción para reparar las ofensas cometidas contra su amor divino.
El Sagrado Corazón de Jesús simboliza el amor infinito y la compasión de Cristo hacia la humanidad. Esta devoción invita a los fieles a contemplar el amor de Jesús, a imitar su caridad y a vivir una vida de entrega y servicio a los demás. Es un llamado a la reparación, la conversión y la santidad.
En este día, se celebran misas y liturgias especiales en honor al Sagrado Corazón de Jesús. Los fieles participan en la Eucaristía, donde se reza la consagración al Sagrado Corazón y se renuevan los compromisos personales y comunitarios de vivir según el amor de Cristo.
Una práctica devocional común es la Hora Santa, una hora de adoración y reparación frente al Santísimo Sacramento. Durante este tiempo, los fieles meditan sobre el amor de Jesús, rezan por la conversión de los pecadores y ofrecen actos de reparación por las ofensas cometidas contra el Sagrado Corazón.
Muchos fieles, familias, comunidades religiosas y parroquias realizan la consagración al Sagrado Corazón de Jesús. Esta consagración es un acto de entrega total y confianza en el amor de Cristo, comprometiéndose a vivir según sus enseñanzas y a promover la devoción en sus entornos.
Según las revelaciones a Santa Margarita María Alacoque, Jesús hizo 12 promesas a aquellos que practiquen esta devoción con fervor: