La noche era una fiesta en el Centro de Jubilados y Pensionados “Doctora Sola”, en la ciudad bonaerense de Lincoln. Había parejas de toda la zona. Pero de pronto todo se convirtió en horror: un hombre sacó un arma, le disparó a su ex novia y luego se suicidó.
La víctima fue identificada como Mabel Gauna, de 63 años, con domicilio en Juan Bautista Alberdi, de donde había llegado junto a una amiga para el baile.
Todo ocurrió minutos antes de la medianoche del domingo en el local situado en la prolongación de la avenida Menarvino.
Oscar Rubén Otero (61), oriundo de General Pinto, encaró a Gauna, en medio del show de un grupo de cumbia, sacó un revólver calibre 22 y mató a la mujer de dos disparos en la cabeza. Luego se pegó un tiro. Murió minutos más tarde.
En el salón había más de 300 personas, que quedaron conmocionadas por lo ocurrido.
De acuerdo a las fuentes, la pareja había mantenido un noviazgo durante más de un año, hasta que todo terminó hace alrededor de 15 días.
La víctima tenía cuatro hijos. Trabajaba haciendo tareas de limpieza y cuidando ancianos. Una de sus amigas, Carina “La Gallega” Latorre (41), dijo que el hombre “era muy celoso”, por lo que Gauna había decidido cortar la relación.
“Pensé que era un loco que había empezado a matar gente”, describió a este diario Juan Pablo Masciulli (44), líder de la banda “Juan Pablo y sus Picaflores”, oriunda de Chacabuco, que estaba dando un show al momento de la tragedia.
El músico contó: “Nuestro espectáculo está dividido en cuatro partes. Arranqué la tercera a las doce menos cuarto, habíamos hecho tres temas cuando escuchamos un estampido, en la zona de la cantina. Creí que era el típico ruido de una bandeja que se le cae al piso a un mozo, pero enseguida se escucharon dos detonaciones más”.
Masciulli comentó que “la gente empezó a correr, a los gritos, así que nos fuimos para las puertas de emergencia”.
Según testigos, el femicida había llegado en remís al baile, desde General Pinto, situada a poco más de 30 kilómetros. En medio de la noche, se volvió a su casa. “¿Me llevás hasta Pinto que me olvidé la medicación?”, le dijo a un remisero.
La “medicación”, en realidad, era el revólver con el que cometería el crimen y luego se suicidaría.
“Siempre venimos a tocar a este centro y jamás pasó nada, nunca una pelea”, se lamentó Masciulli.
En el lugar del hecho trabajó la Policía de Lincoln y la fiscalía en turno.