El primero de enero de 1992 la moneda argentina volvió a llamarse peso, tal como se le denominó desde 1899 hasta enero de 1970, cuando fue reemplazado por el peso ley, que a su vez fue sustituido por el peso argentino en 1983 y luego por el austral en 1985.
El nuevo billete de un peso equivalió a 10.000 de los vigentes australes de hace 30 años y, de acuerdo con el Plan de Convertibilidad de la moneda que se aplicó desde el mes de abril de 1991, su cotización fue a la par con el dólar: un peso, un dólar.
Por entonces se anunciaba que el producto interior bruto (PIB) del país llegaría ese año 1992 a 153.000 millones de dólares, un 6,5% más que en el año anterior, 1991.
Por su parte, la previsión de inflación fue en el 6,2%.
Para el cambio de moneda, además de las razones técnicas, que permitieron operaciones matemáticas con cantidades más pequeñas por la reducción de cuatro ceros en la cifra, el equipo económico del Gobierno de Carlos Menem consideró que la recuperación del término “peso” es un síntoma más de las medidas que iban a cambiar la historia del país.
El texto del anuncio, difundido por entonces aseguraba que “durante años la Argentina fue un país regulado. Las acciones monopólicas con sus privilegios acumulaban inestabilidad, produciendo nada más que recesión. Los habitantes de esta nación habíamos perdido la propiedad de nuestro destino. Así, unos pocos decidían por todos nosotros. La estabilidad, la desregulación y la libre competencia son las decisiones de peso que están cambiando la historia”, se resaltaba hace tres décadas.
El nuevo peso de hace 30 años, equivalía a 10.000 de los australes, a 10 millones de los anteriores pesos argentinos, a 100.000 millones de los pesos ley y a 10 billones de los pesos moneda nacional de 1970.
La Ley de Convertibilidad sancionada en 1991, fijaba la paridad: 10.000 Australes igual a 1 Dólar, hasta que finalmente el 1º de enero de 1992 es reemplazado por el Peso, conservando esa paridad. La convertibilidad duró 10 años. Desde entonces y hasta la crisis de 2001 tuvo un valor monetario igual al Dólar estadounidense. Finalmente, con el país inundado de cuasimonedas (Patacón, Lecop, Federal, etc.) el 7 de enero de 2002 el Senado aprueba la derogación parcial de la Ley y vino la devaluación. Pero el mismo Peso se las arregló para sobrevivir.
El signo monetario que rige desde entonces, no ha podido encontrar el equilibrio y la estabilidad que se proyectó y tiene a la sociedad en una zozobra constante.
Que este aniversario de la vigencia del peso convoque a encontrar el equilibrio deseado por la población en su conjunto