Es que entre los ejemplares se destacan dos zapallos “gigantes”. Uno de ellos pesó 26 kilos, mientras que el restante lo superó por un kilogramo más, marcando en la balanza nada menos que 27 kilos.
“Cuando los vi, no lo creía, cuando fui a levantarlos al ver su tamaño y peso no salía del asombro, se nota que las semillas en verdad eran muy buenas” expresó Julio.
Los zapallos están expuestos como un verdadero trofeo en la vivienda familiar, a la espera del momento para convertirse en alguna receta gastronómica.-