Se acercan las instancias decisivas del juicio a los ocho rugbiers acusados de matar, a golpes de puño y patadas, a Fernando Báez Sosa, en Villa Gesell.
El menos nombrado
Ayrton Viollaz, de 20 años, enfrenta una causa por “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”.
Esto significa que, de ser encontrado culpable, podría verse obligado a cumplir una pena de prisión perpetua en la cárcel.
El joven fue el menos nombrado por los testigos presenciales del asesinato, sin embargo, los amigos de Fernando aseguraron que Ayrton era “uno de los que hacían de barrera” para impedir acercarse mientras arengaba a los rugbiers diciendo: “¡Es ahora, es ahora!” y “¡Mátenlo al negro de mierda!” (sic).
Pedido de libertad
La defensa pediría la absolución de Ayrton Viollaz con el argumento de que el acusado no llevaba teléfono celular, dado que lo había vendido para pagarse las vacaciones en Villa Gesell.
Por ese motivo, Ayrton no se encuentra involucrado en los mensajes que intercambiaron los rugbiers a través de WhatsApp tras cometer el asesinato, lo que quitaría la prueba más importante en su contra.