El viernes pasado en la sede de la embajada británica en Buenos Aires, el embajador Mark Kent, en representación de la reina Isabel II, le entregó a Eduardo Eurnekian la medalla de Oficial de la Orden del Imperio Británico, por sus servicios a las relaciones entre el Reino Unido y la Argentina.
El embajador Kent que pronto regresará a Londres tras 5 años de representar a su país en Buenos Aires, dijo que cierra a través de la ceremonia sus años de gestión entre dos países que se vieron enfrentados por una guerra. Con emoción Mark Kent dijo: “Sin usted, Eduardo, las relaciones entre Inglaterra y Argentina no hubieran sido las mismas”.
Quince años después de la Guerra de Malvinas, Inglaterra le propuso a Argentina construir en las islas un monumento funerario con tumbas para cada uno de los soldados argentinos caídos en combate.
Ninguno de los gobiernos que transcurrieron entre 1999 y 2003 respondió a la propuesta, es que la guerra era una causa que no querían recordar y al mismo tiempo nuestro país sufría la peor crisis de su historia con 5 presidentes en una semana.
Fue entonces cuando la embajada inglesa comenzó la búsqueda de empresarios dispuestos a donar el costo del cementerio y Eduardo Eurnekian aceptó afrontar la obra. Además, durante estas dos últimas décadas posibilitó que los familiares pudieran viajar a las islas para visitar la tumba de sus seres queridos.
Y así llegó la posibilidad de construir el cementerio argentino en las Islas Malvinas, aunque Eduardo Eurnekian siempre pensó que deseaba ser enterrado en Armenia junto a sus familiares, un día visitando Malvinas vio que una tumba de un soldado estaba vacía. Preguntó qué había pasado y le explicaron que los familiares llevaron los restos de ese soldado a la Argentina y Eurnekian sin pensarlo dijo: “en esa tumba que quedó vacía, quiero ser enterrado yo”.