Te mostramos los cinco edificios porteños más imponentes e icónicos, construcciones emblemáticas que llaman la atención de los turistas de todo el mundo y muchos argentinos desconocen.
Teatro Colón (Dirección: Cerrito 628).
Considerado uno de los teatros más importantes del mundo gracias a su acústica, fue inaugurado el 25 de mayo de 1908 con una representación de “Aida” de Giuseppe Verdi.
El edificio tardó dos décadas años en ser levantado y hoy ocupa cincuenta y ocho mil metros cuadrados. Su sala principal, con forma de herradura, incluye palcos hasta el tercer piso y cuenta con capacidad para dos mil cuatrocientas setenta y ocho personas; la cúpula fue decorada con dibujos de Raúl Soldi.
En el Colón actuaron artistas tan importantes como Richard Strauss, Igor Stravinsky, Arturo Toscanini, Herbert von Karajan, Enrico Caruso, Plácido Domingo, José Carreras, Luciano Pavarotti, Anna Pavlova, Maia Plissetskaya y Mijail Barishnikov.
Entre el año 2001 y el 2010 el teatro fue completamente restaurado.
Edificio Kavanagh (Dirección: Florida 1065).
Según el mito popular este imponente rascacielos nació como una venganza: la multimillonaria Corina Kavanagh lo ideó para que Mercedes Castellanos de Anchorena, la mujer que le impidió casarse con su hijo Aarón, pudiera ver, desde su mansión, la Basílica del Santísimo Sacramento.
Levantado en apenas un año y dos meses, desde su inauguración en 1936 se convirtió en un fenómeno al ser la construcción más alta de Sudamérica e incluir accesorios poco comunes para aquella época como filtro de agua, aire acondicionado y su propia central telefónica.
El Kavanagh tiene treinta y un pisos donde se reparten ciento siete departamentos donde viven celebridades como Joaquín Morales Sola, conductor estrella de TN; Paolo Rocca, dueño de Techint; y Alicia Castro, exembajadora kirchnerista en Venezuela.
Palacio San Martín (Dirección: Arenales 761).
Este edificio fue construído por Mercedes Castellano de Anchorena, la mujer de la que hablamos en el punto anterior
La aristócrata quiso construír un edificio que celebrara los primeros cien años de la Independencia Argentina a celebrarse en 1910; la construcción llevó cuatro años, de 1905 al 1909 y, al terminar, estaba integrada por tres residencias: en la primera vivía Mercedes con a su hijo Aarón (que no pudo casarse con Corina Kavanagh); en la segunda, Enrique Anchorena junto a su esposa Hercilia; y en la tercera, Enrique Anchorena y su pareja Leonor Uriburu.
En 1936 el palacio fue adquirido por el gobierno quien decidió convertirlo en la sede oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Edificio Galería Güemes (Dirección: Florida 165, San Martín 170).
Considerado uno de los primeros rascacielos de Argentina, al igual que el Kavanagh sorprendió al incorporar servicios poco comunes para la época que lo hicieron un antecedente de los posteriores shopping: en su subsuelo había un restaurante y un teatro; en la planta baja, locales comerciales; desde el primer al quinto piso, oficinas; y desde el sexto hasta la cúpula, departamentos para alquiler.
La construcción es un homenaje explícito al general Martín Miguel de Güemes. Se inauguró oficialmente en 1915 y al evento acudió Victorino de la Plaza, presidente de la Nación.
Palacio Barolo (Florida 165, San Martín 170).
Este edificio fue construído en 1923 por el arquitecto Mario Palanti a pedido de Luis Barolo, un inmigrante italiano que había hecho su fortuna en Argentina.
Según la leyenda más difundida, el objeto secreto de Barolo al levantar el palacio fue rendir homenaje a la Divina Comedia, la inmortal obra de Dante Alighieri, por esa razón, la estructura del edificio incluye interminables referencias al número nueve y un diseño que va desde la luz celestial del Paraíso, representado por el faro que corona el Palacio, al infierno, en la base, donde pueden verse inmensas estatuas que aluden al Hades.
Declarado Monumento Histórico Nacional en 1997, cuatro años después, se inició oficialmente su restauración.