Este 12 de diciembre se celebra el Día de la Virgen de Guadalupe o también llamado Día de nuestra Señora de Guadalupe. Miles de creyentes se reúnen en varias partes del mundo para elevar sus plegarias y agradecer.
La celebración es muy importante en México, ya que la virgen es considerada la “madre de todos los mexicanos”. Comienza con la serenata a la Virgen de Guadalupe un día antes, a las 18:45 horas del 11 de diciembre. Hasta las 24hs se realizan distintos homenajes; luego de las mañanitas y durante toda la madrugada se realizan misas hasta las 20 horas de hoy.
¿Por qué se celebra el 12 de diciembre? La historia de la Virgen de Guadalupe
De acuerdo a las creencias populares, el 12 de diciembre de 1531 la Virgen se le apareció por cuarta vez a Juan Diego, un indígena nativo de Cuautitlán cuando salió en busca de ayuda para su tío enfermo.
Se dice que la Virgen de Guadalupe le dijo que su tío ya se encontraba sano y le pidió que subiera a la cumbre del Cerro Tepeyac. Cuando Juan Diego llegó a la cima se encontró con flores, lo cual era inusual por el invierno y el sitio. El hombre las recogió y las llevó como prueba de sus milagrosos encuentros ante el obispo.
El obispo de Zumárraga recibió a Juan Diego y presenció como caían de su ayate rosas de castilla y se revelaba la imagen de la Virgen de Guadalupe en la manta.
Al parecer, tras este milagro el hecho se celebra con devoción todos los años; aunque es a partir de 1667 que se tiene noticia de un festejo oficial. En 1824, el Congreso de la Nación declara 12 de diciembre como Fiesta Nacional.
En 1998 la celebración es elevada a rango al rango de Fiesta también en todas las diócesis de Estados Unidos de América.
Un dato curioso sobre la historia de la Virgen de Guadalupe
Se dice que en realidad la Virgen de Guadalupe sustituyo a una diosa azteca llamada Tonantzin, que en náhuatl significa “nuestra madre” y es a quienes los indígenas nativos adoraban antes de la llegada de los españoles.
Según la investigadora Gisela Von Wobeser, en 1525 los frailes franciscanos edificaron una ermita en el cerro del Tepeyac para fomentar un culto de sustitución. Se buscaba que los nativos reemplazaran las devoción de la diosa azteca por la de la Virgen María.
Esto se debe a que los españoles relacionaban a los dioses aztecas con demonios y creían horrorosos los sacrificios humanos que los nativos mesoamericanos realizaban para sus dioses.
