Hoy se celebra en todo el mundo el Día del Inodoro, un fecha que poca gente tiene en cuenta y, sin embargo, resulta fundamental porque este invento representa un gran avance para todos los seres humanos.
Una propuesta de la Asamblea General de las Naciones Unidas
La jornada fue promovida en el año 2013 con el fin de concientizar sobre las más de 3600 millones de personas que no pueden acceder a un saneamiento seguro ni a un retrete.
Según las Naciones Unidas, “un sistema de saneamiento inadecuado puede correr el riesgo de esparcir los excrementos humanos en ríos, lagos y suelos, contaminando así los recursos hídricos subterráneos“.
Y agregan: “Poner en riesgo el agua subterránea es poner en riesgo la fuente de agua dulce más abundante del mundo que apoya el suministro de agua potable, los sistemas de saneamiento, la agricultura, la industria y los ecosistemas”.
La ONU además especifica: “Todos los días más de 800 niños mueren de diarrea relacionada con el agua insalubre, el saneamiento y la falta de higiene”.
Un paso adelante
Como explican los especialistas, la invención del inodoro permitió evitar las epidemias que venían asolando a la humanidad de manera sistemática durante siglos.
En pocas palabras, este invento permite aíslar la orina y las heces, evacuándolas de manera higiénica en el sistema de cloacas.
Cuando no existía el inodoro, de forma periódica se producían pestes, al llegar los desechos orgánicos al agua que consumía la población. Esto permite entender, por ejemplo, la famosa peste negra que en el siglo XIV provocó más de 80 millones de muertes en Europa y Asia.
En Argentina se produjo una situación similar (aunque en menor medida) por la contaminación del agua que provocó la fiebre amarilla a finales del siglo XIX en Buenos Aires. Según el doctor Guillermo Rawson fallecieron 106 personas por cada 1000 habitantes de la ciudad.Es decir, uno de cada diez.
