Este martes 4 de octubre se conmemora a San Francisco de Asís, un hombre que perteneció a una familia económicamente privilegiada, pero decidió renunciar a la herencia en señal de la austeridad.
Nacido en 1182 en la ciudad de Asís, Italia, y aunque en su bautismo se llamaba Juan, al momento de su nacimiento su padre estaba en Francia y comenzaron a llamarlo Francesco (“el francés”).
El legado de San Francisco de Asís
En su camino religioso, creó las Tres Órdenes, un tipo de institución ideológica, avalada por la Iglesia Católica, que seguía un lineamiento espiritual. La primera fue fundada en 1209 con el nombre de los Frati Menori, más conocidos como franciscanos, y aún existe en la actualidad con la premisa de “abandonarse totalmente a Dios, profesando la obediencia, la pobreza y la castidad”.
Junto a Chiara Offreduccio, conocida como Santa Clara de Asís, en 1212 fundó la segunda, que se denominó Orden de las Damas Pobres y las Clarisas. En 1221 dio nacimiento a la última, nombrada como la Orden Franciscana Seglar.
San Francisco de Asís murió el 3 de octubre de 1226, a los 44 años de edad. El 16 de julio de 1228 fue canonizado durante el papado de Gregorio IX. Sus restos descansan en la Basílica de San Francisco de Asís, lugar que se creó exclusivamente para su veneración.
San Francisco de Asís y Jorge Bergoglio
Jorge Bergoglio es el primer Papa de la historia en tomar el nombre de Francisco de Asís. En ese sentido, Bergoglio explicó como eligió el nombre: “(Durante el cónclave) el cardenal Claudio Hummes me dijo: “No te olvides de los pobres” (…). De inmediato, pensé en Francisco de Asís. Después pensé en las guerras (…) y Francisco (también) es el hombre de la paz. Así, el nombre entró en mi corazón”.
Además, siendo el primer Papa jesuita y latinoamericano de la historia, Bergoglio eligió el nombre de Francisco para promover los valores asociados a ese santo y compartir una nueva perspectiva sobre la Iglesia católica con el mundo, marcada por el acercamiento a la gente.