En “La inteligencia de los bosques”, el ingeniero forestal Enrique García Gómez describe la manera en que los árboles se comunican entre sí.
Un secreto muy bien guardado
El estudio revela que los árboles se alertan de peligros inminentes y comparten información.
Por ejemplo, si un animal herbívoro ataca a uno de ellos, los árboles segregan de inmediato sustancias volátiles para avisar a sus congéneres lo que ocurre así estos pueden liberar componentes tóxicos para que sus hojas no sean comestibles.
Una conexión inquebrantable
Todos los árboles, pertenezcan a la misma especie o no, están conectados a través de una red subterránea de micorrizas, por la que intercambian recursos fundamentales como carbono, agua, nitrógeno y fósforo, pero también comparten información.
Un detalle importante que descubrió García Gómez es que los árboles cumplen distintos roles de acuerdo a su edad.
Los árboles más grandes y viejos son los que están más conectados y se encargan de transmitirle elementos vitales a los árboles más jóvenes.
La dirección en que se transfieren los recursos se modifica de acuerdo a las estaciones del año.