El año nuevo se recibe de forma diferente en el mundo, todo depende de las costumbres, religión creencias o rituales, también participa la superstición o como conciban la suerte.
Después de la navidad, el nuevo año es la fecha más esperada, pues para cualquier cultura es un nuevo paso que da otro comienzo para todos, generando expectativas y esperanzas a muchos.
La costumbre, ha sido despedir el año el 31 de diciembre y recibir el Año Nuevo el primer día de enero, desde hace cuatro siglos se festejaba el 20 y 21 de marzo, que es el momento del equinoccio, es decir, cuando el sol se encuentra en línea del Ecuador.
En Argentina, se basa la celebración según el calendario gregoriano, sustituyendo al juliano que tuvo vigencia hasta el año 1582 al calendario juliano, instaurado por Julio César en el año 46 d.C. Por lo tanto el fin y comienzo de año propiciaba una época de renacimiento, pues, el frío se iba y el calor del verano mejoraba las condiciones climáticas, reverdecían los arbustos y las flores cobraban vida.
Para Argentina, la cena está compuesta por el tradicional asado o por cuestiones de temperatura veranera, las comidas frías que varían entre matambre, o vitel toné. El pionono salado o dulce, la ensalada de frutas o el pan dulce, así como postres helados, garrapiñadas o turrón navideño. Visitar boliches o estar en calles con previas citas para el popular quemado de los muñecos, estas pueden ser algunas de las celebraciones de cara al año nuevo y para iniciar con alegría y buena música hasta la salida del sol.
Algunos adornan la mesa con velas, creen que los colores atraen buenas energías, ejemplo, las azules son igual a paz, las rojas son pasión, las verde contagian de buena salud y las velas amarillas son abundancia. La llamada triada de la felicidad, se traduce en unir tres piedras que representan la salud, el dinero y el amor, pueden ubicarlos en la mesa de la cena u ocultarlos, de acuerdo a lo que sea más representativo para cada familia. Los cuarzos de colores también se hacen presentes, el rosa para es para amor, el verde es salud y un ojo de tigre atraer el dinero.
Es común ver en Argentina, la comercialización de prendas blancas de vestir, cosa que se adoptó de la costumbre de Brasil para recibir al año nuevo, en vista de ser un color que se asocia con paz y pureza.
Tomar las 12 uvas mientras el reloj va marcando las campanadas que anuncian la medianoche es casi universal. Una costumbre de fin de año danesa hace recibir el año que llega con un salto, en Ecuador tiran a una hoguera un muñeco hecho en cartón y tela que simboliza el año que se va.
Colombia y España toman 12 uvas, pero deben ser seis rojas y seis verdes con las que reciben los últimos segundos del año.
En Estados Unidos se besan con su pareja o acompañante, esta es una tradición copiada de una serie rodajes que se supone se originó en la cultura alemana. Para los egipcios, recibir el año mirando la luna es la costumbre, pues para ellos el nacimiento del sol estaba relacionado con el rejuvenecer y el regenerar.
Al final, cada nación y sus pueblos, reciben el año en la fecha y momento que se ha acostumbrado según la cultura que los relaciona entre si y lo común entre todas ellas, es que se busca paz, prosperidad, unión familiar y buena salud.