Bajo alarma pública concurrió una dotación en la unidad nº 5, a cargo del Sargento Nicolás Ubiedo.
Al llegar al sitio constataron que, afortunadamente, tal accidente no existía y todo había sido una “falsa alarma”, pero los rescatistas no pudieron ocultar su desagrado por el accionar de alguien que inescrupulosamente hace movilizar los servicios de emergencias sin que exista motivo real alguno.
Es inconcebible que una persona se dedique a realizar llamadas de auxilios falsas, poniendo en funcionamiento todo el sistema de emergencias con todos los riesgos y costos que ello conlleva, ademas de impedir que quienes realmente necesiten de esos servicios, no lo puedan recibir, porque las unidades se encuentran en una falsa alarma que un cobarde detrás de un teléfono activó inútilmente.