Cabe destacar que el rol de la Municipalidad de Chascomús es de mediador entre la provincia y las beneficiarias. En tal sentido, ambos letrados manifestaron su satisfacción por la buena predisposición del Municipio, y por el intenso trabajo realizado por el Intendente Javier Gastón en cada una de las gestiones llevadas adelante en relación a este tema.
“Vamos a continuar dialogando y trabajando con responsabilidad, todavía quedan cuestiones a resolver pero sabemos que vamos por buen camino”, expresó el Secretario luego del encuentro.
El caso se inició en 1995, cuando tres escuelas rurales pidieron autorización al entonces intendente, Juan Carlos Salas, para realizar una rifa de 1.000 números cuyo premio era una fracción de terreno de 327 hectáreas, valuado en 15.000 dólares cada una, del que resultaron beneficiadas dos vecinas de Lezama: Sonia Dellavedova de Godoy y Clorinda Sandoni (actualmente fallecida).
Pero las ganadoras no pudieron escriturar el bien a su nombre porque la gestión comunal de entonces había cometido dos irregularidades: la de permitir la venta de 2.000 números en lugar de los 1.000 avalados por ordenanza, y la de no verificar que el campo estuviese escriturado.
Este, de hecho, sólo contaba con un boleto de compra venta tramitado por un particular que había comprado el lote y organizado la rifa, y antes del sorteo hipotecó el terreno, que tiempo después resultó rematado judicialmente y hoy está en manos de otro propietario ajeno a la cuestión.
Por ese motivo, las dos ganadoras no pudieron cobrar el premio y en 1998 iniciaron una acción judicial que culminó con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.