Muchos productores de cerveza tomaron la decisión de desechar millones de litros que no se consumieron y no pueden ser almacenados por más tiempo sin perder la calidad.
Tuvieron que tomar la drástica medida ya que la bebida en los barriles no suele estar pasteurizada y se estropea con el tiempo.
El cierre brutal de bares, restaurantes, y la paralización de la actividad turística y la anulación de todos los festivales y eventos han dejado millones de litros de cerveza, mayoritariamente en barril, sin consumir.
El 85% de los bares cerveceros tuvieron una baja del 90% de consumo desde que arrancó el aislamiento obligatorio.
Los productores explicaron que la principal razón de la destrucción es que la cerveza no suele estar pasteurizada por lo que el paso del tiempo descompone sus compuestos y comienza a presentar defectos que cambian notablemente su sabor.
“Algunas son cervezas muy lupulosas, y si se conservan demasiado tiempo, cuando pasan más de dos o tres meses almacenadas, los efectos olfativos y gustativos, el aroma, desaparecen”, contó un productor.
La pandemia significó un importante parate en la industria cervecera nacional, según un estudio realizado recientemente, los productores de cervezas declararon una pérdida del 70% del volumen de negocio o más desde que inició el aislamiento obligatorio.
El consumo doméstico no logra compensar las ventas que tenían antes de declararse la cuarentena lo que llevó a que casi la totalidad de los cerveceros hayan reportado la pérdida de la mitad de su facturación o más desde mediados de marzo.
La Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina (CCAA) alertó sobre la situación del sector: “muchas cervecerías podrían cerrar sus puertas en los próximos meses si el Estado no provee soluciones para el sector”
“Llevamos 56 días de parate y ya hay muchos productores que empezaron a tirar cerveza porque se les pudrió”, dijo Juan Manuel Insfrán, Presidente de la Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina.
El proceso de descarte también presenta otro dolor de cabeza para los fabricantes en muchos países, su derrame en ríos está prohibido debido a los efectos que puede producir en el medio ambiente. En Estados Unidos, muchos productores enfrentan el mismo escenario pero optaron por reutilizar el líquido para producir whisky mediante la destilación, según reportó Bloomberg. Aunque no se trata de una solución que pueda extenderse demasiado.