Un tremendo pesar mezclado con sensaciones de bronca e impotencia invadían este sábado al platense Claudio Parente quien ayer se disponía a llegar a la ciudad de Chivilcoy para acompañar a su papá Rual, quien se encontraba muy delicado de salud.
Los médicos fueron claros con la familia: “No le quedan muchos días de vida”. Y fue en ese marco que Claudio tramitó un permiso para poder estar junto a Rual en sus últimas horas de vida.
“Mi papá está agonizando. Ayer me llamó su médico y me dijo que venga a despedirme porque no le quedan muchos días de vida”, contó ayer al diario El Día.
Este sábado, Claudio se encontraba en su casa todavía con la esperanza de que su situación se pudiera revertir y poder ver a su padre.
Pero desde la localidad bonaerense se comunicaron sus familiares para darle la noticia más triste de todas: “Tu papá se fue esta mañana”.
Ayer podría haber ingresado alrededor de las 16:30 horas. Llevaba consigo los papeles para circular por las rutas argentinas. Pero la respuesta fue negativa: “No puede ingresar nadie que no sea de la ciudad”.
Pese a las gestiones y el esfuerzo que hizo por demostrar que su papá se encontraba agonizando, la posición de las autoridades de Chivilcoy fue tajante y tuvo que regresar a La Plata.
“No se los voy a perdonar nunca más si no puedo volver a ver mi viejo. El comisario, de apellido Báez, fue quien no me dejó pasar. Pero todo es culpa del intendente. Es una barbaridad”, continuó descargando su bronca.
Parente había contado que su padre no tenía coronavirus sino que padecía Alzheimer. Y que estaba aislado porque su cuadro es grave. “En otras oportunidades pude verlo, con medidas de seguridad, pero ahora ni me dejaron entrar a Chivilcoy”.
Claudio Parente se sumó a la lista de tantos argentinos que padecieron y padecen los absurdos de no poder ingresar a una ciudad, aun con causas justificadas y los permisos correspondientes.