Ante la pandemia, pensaron ¿cómo podemos ayudar?. La respuesta que dieron puede salvar muchas vidas. Conocelos a continuación
Uno de los principales problemas que enfrentan países como Italia y España, además de la infección, es el colapso de sus terapias intensivas para atender los casos más graves y la falta de respiradores.
En Rosario, en silencio, se está cocinando uno de los aportes más efectivos para luchar contra el coronavirus. El arma que va a ayudar a los médicos a que la pelea de los médicos no sea tan desigual.
Un grupo de jóvenes innovadores de Rosario, agrupados bajo el nombre de Inventu Ingeniería, y junto a la Universidad Nacional de Rosario están terminando el prototipo de un respirador artificial de “bajo costo, específico para COVID-19 y que sea fabricable en escala”. Hoy, cuando se espera para abril un pico de infecciones y se teme que el sistema de salud pueda colapsar por falta de insumos, es una gran noticia.
Y no son ningunos improvisados, a pesar de su juventud: ganaron el 1er y 2do premio en la Hackathon de Transporte Público en Dubai, en 2018. El 1er premio en la Hackathon Nacional de Transporte Publico Rosario, en 2017. Y el premio de Google.org Awards por Innovación en TikkumOlam Makers (TOM) Makeathon, San Francisco, en 2015.
¿Como se les ocurrió?
Los jóvenes contaron a Infobae que “Vimos la faltante de equipos médicos, y empezamos a ver cómo lo podíamos fabricar. Nos dimos la cabeza contra la pared cuando descubrimos que acá no había insumos medicinales para hacerlos. Entonces dijimos ‘¿qué pasa si los podemos fabricar con componentes industriales standard, que abundan, de los que hoy hay más disponibilidad todavía por el hecho que la industria, en general, está parada’. Si bien hay algunas que están súper desbordadas, como la médica, hay un montón, como petroquímica, metalmecánicas, agroindustria, transporte, por ejemplo, donde se consiguen componentes fácilmente. Entonces, pensamos en hacer el respirador con los componentes que sobran en el mundo, y no con los que faltan, así lo podríamos replicar. Hoy el problema para fabricar un equipo no es la mano de obra ni la capacidad productiva de la fábrica, son determinados componentes que están saturados y se necesitan para, por ejemplo, medir el flujo de aire lento y a bajo caudal” aseguraron.
Sobre el respirador contaron que “Hay un montón de respiradores que dependen que una persona esté cerca, manipulandolo. Nuestro equipo no requiere de personal al lado. Armamos todo un sistema de alarmas predictivas del paciente, para que “llame” al médico sólo lo necesario, y si no hay un ruido, significa que el enfermo está estable. Cualquier cambio, si mejora o empeora, nuestro equipo avisa. Siempre hablando de la capacidad pulmonar, porque este equipo no mide otras variables” afirmaron.
La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), recomendó tener dos elementos fundamentales en cada terapia: un respirador artificiales (la joya más preciada de ese tesoro) y descartables para el paciente.
La experiencia de España e Italia demostró que uno de los puntos débiles de los sistemas de salud es la falta de camas de terapia intensiva y de equipos de respiración asistida para tratar a entre el 5 y el 15 por ciento de los contagiados que desarrollan enfermedades pulmonares severas”.